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Wing Chun, un gran ensamblador con carácter propio

Wing Chun Ensablador con caracter propio

La percepción de un principiante aficionado a las artes marciales

Mi primer contacto fue a través de un vídeo, donde un especialista de la policía neoyorquina utilizaba las cadenas de puños en una simulación de escenarios de defensa personal. ¡Impresionante! No había visto nada parecido. Consciente de que mi preparación en artes marciales tenía su talón de Aquiles en las técnicas de puño, empecé a interesarme por este método. ¿Y qué descubrí? Todo un sistema derivado del Kung-Fu, de origen antiguo, pero aglutinador y actualizado, que te prepara para afrontar una gran variedad de situaciones. Sin acrobacias, sin patadas arriesgadas, exponiéndote lo mínimo y maximizando tu eficacia. Todo ello bajo la estética del Kung-Fu e impregnado de una filosofía de “nunca te rindas”, útil en situaciones de amenaza y en la vida en general.

Así, el Wing Chun resulta ser, a mis ojos, una condensación del amplio y rico Kung-Fu, pero centrándose en lo esencial; es apto para cualquier persona que se haya mantenido un poquito en forma y desarrolla habilidades partiendo de principios de lógica sencilla. Bueno, las agujetas en los glúteos son inevitables. Los hombros se cargan un poco al principio, hasta que aprendes a golpear sin tensión… pero ya sabes: ¡no hay evolución sin esfuerzo!

En el Wing Chun entran técnicas de puño y canto de mano, codo y rodilla, proyecciones, trabajo en suelo y otros recursos que se intenta armonizar bajo un hilo conductor: protección de la línea central del cuerpo, protección de las partes más vulnerables, no malgastar tu resistencia física. En una pelea con un oponente serio es difícil conseguir un K.O. instantáneo; al final, el combate a corta distancia es inevitable, y es precisamente ahí donde el Wing Chun se siente más cómodo. Hasta que el atacante quede neutralizado.

A la hora de las proyecciones resulta ventajoso saber judo o algo parecido, pero verás que realizar las técnicas a un adversario que no puedes agarrar por la ropa te obliga a reaprender lo que sabías. Supongo que a un experto en lucha grecorromana la transición le resultará más fácil. En el suelo disfrutarás con técnicas que desconocías, procedentes del Grappling o del Brasilian Jiu-Jitsu; y tendrás que pensar cómo aplicar las proyecciones en situaciones nuevas. Este sistema comparte implícitamente un principio con el Aikido: buscar la máxima economía de esfuerzo. Visto desde fuera, el uso de los puños se asemeja al boxeo, aunque es conceptualmente distinto: entre otras cosas, peleas sin los voluminosos guantes, que nunca vas a llevar puestos fuera del ring, no pudiéndote beneficiar del escudo protector que ofrecen. Y se distingue del karate en el sentido de que se defiende atacando. Se evitan las patadas altas y se utilizan esas otras que están prohibidas en Taekwondo, denominadas patadas en la sombra o fuera del campo visual; y es que, cuando se trata de defender tu integridad física, no existen reglas.

Cuenta la leyenda que el origen de este arte radica en la necesidad de autoprotección que tenía una jovencita que era acosada por un rico terrateniente al que ella no amaba, y que la quería en matrimonio. Consciente de que antes o después tendría que defenderse ella sola, pidió a una monja instruida en el arte del Kung Fu que la preparase de cara a un inminente enfrentamiento personal, sin duda violento. Lejos de adiestrarla en técnicas complejas que le llevaría mucho tiempo aplicarlas con éxito, la monja partió de las habilidades básicas que poseía la joven e inició su desarrollo en base a estas. ¿Habéis visto cómo utiliza una mujer los puños de forma natural? Pues como nosotros en Wing-Chun, recto hacia delante, no como en karate, que los saca desde atrás con giro de brazo. Y desde esa base se empieza a afinar y sofisticar hasta convertirte en una máquina de pelear. En consecuencia, no me parece atrevido sostener que el Wing Chun posee un filo femenino.

Y creo que con esto ya he dado algunas pinceladas para aquellos que lo desconozcan por completo, sin menosprecio de que el Sifu (maestro) o el Sihing (2º de a bordo) me imputen haberme dejado en el tintero aspectos muy relevantes. Quizás me quede un detalle importante por aclarar: el Wing Chun no es competitivo. Se practica entre compañeros con sensata precaución. Las artes marciales que han abrazado la gloria olímpica se han visto seriamente descafeinadas en cuanto a las técnicas que son admisibles en un combate donde a toda costa se pretende ganar sobre el trasfondo de unas reglas establecidas; lo cual es distinto de dejar fuera de combate a un agresor violento y despiadado. En Wing Chun no perseguimos medallas olímpicas; es un sistema orientado a la supervivencia, que se practica, perfecciona y disfruta en buena compañía, a la par que te pones en forma y desarrollas unos reflejos envidiables.

¿Te seduce? ¡Ven y échale un vistazo!

 

Pablo Luis Ortega Palacios
Alumno de la Escuela Oficial de Kung-Fu Móstoles