
Ya está aquí el nuevo año. ¿Cuántos de vosotros habéis hecho una lista de propósitos maravillosos? De esos que os harán mejor personas, más sanos y más estupendos. Quizás ya ni la hagáis porque tenéis la edad suficiente como para saber que el tamaño de la lista es inversamente proporcional a las probabilidades de cumplirla.
Os propongo que, si habéis hecho la lista, la rompáis. Después de este acto de catarsis deberéis poner sobre un papel o una pizarra una sola frase:
“Salir de mi zona de confort”
Ese es el propósito más realista que podéis haceros para este año y para el resto de vuestra vida. ¿Y qué significa? Significa que cada vez que temáis hacer algo, cada vez que digáis NO por miedo o cada vez que prefiráis la comodidad de vuestro presente al vértigo de todo lo que podría pasar, OS LANCÉIS DE CABEZA a ello. Se trata de vencer a la sombra que no nos deja avanzar, que nos hace agarrarnos a un clavo ardiendo o que nos hace estar apagados en vez de lucir con todo nuestro ser. Se trata de VIVIR.
No hace falta hacer grandes hazañas ni tratar de ser súper héroes. Se trata de hacer cada día algo que no nos atrevemos a hacer. Desde hablar con esa persona que nos llama la atención a hacer un viaje solos. O empezar a realizar una actividad que no nos atrevemos a hacer porque se nos hace un mundo entrar en grupos donde no conocemos a nadie.
“Yo no valgo para esto”. “No soy suficiente”. Son cosas que planean nuestra mente y nos empujan hacia abajo… Siempre que las escuchemos. Cuando no les damos paso y las sustituimos por un “Claro que puedo” o “Al menos lo voy a intentar” todo cambia. TODO.
Paso a paso. Empieza con pequeñas cosas y verás que luego se irán haciendo grandes. Se irán abriendo las puertas y las ventanas a situaciones y a personas que nunca imaginaste. Así es como hay que hacerlo, a nuestro ritmo. Este es el camino de los valientes.
¿Qué pequeño paso vas a dar hoy?